sábado, 11 de abril de 2009

El país de Pandora


La casi exclusiva discusión acerca de las cuestiones electorales en los blogs "compañeros", me ha llevado a ralear un poco mi ya de por si pobre posteo.
No obstante, el ya archifamoso muro me ha sacado de mi letargo. En realidad no ha sido el muro en si, sino las reacciones de todo tipo que esta novedosa pared ha producido.
No habia salido de mi asombro al observar la incipiente construcción del muro y esperaba que no tardarian mucho en actuar las fuerzas de la democracia para correjir el desatino. De un momento a otro vendrian cuadrillas a demoler lo poco construido y alguna ambulancia con enfermeros de blanco irian a buscar al intendente de San Isidro para llevarlo a algun centro de salud mental hasta que se recupere.
Ademas me imaginaba un gran despiegue policial para calmar el gran descontento popular que seguramente desataria alguna furia callejera.
Nada de esto ocurrio. Es cierto, algunos muchachos voltearon algunos postes y por supuesto que hubo algun revuelo mediatico.
Pero... Indignación popular? Condena unánime de la sociedad?
Este país, mi país, es una constante caja de sorpresas.
Cuando pasan cosas como estas uno se pregunta si realmente existe un futuro de justicia social para nuestro pueblo, uno se pregunta si la derrota no esta ya consumada y solo somos un conjunto de sueños que nunca se haran realidad.
No se asusten, no estoy ondeando una bandera blanca. Solo es que hay cosas que no me entran en la cabeza, por mas que ser repitan.
Por cosas como estas me rio cuando escucho hablar de diálogo y consenso, somos agua y aceite.
Una escena de la película "Seis grados de separación" muestra a dos blancos adinerados, uno neoyorkino del Central Park y otro sudafricano (uno de ellos es Donald Sutherland, creo), hablando en una comoda sala acerca de la situación política en Sudáfrica. El Neoyorkino pregunta como van las cosas por allí y el sudafricano responde: "Las cosas van bien, sabremos que los hemos educados bien el día que nos maten a todos"

jueves, 2 de abril de 2009

Un 2 de abril de 1982

Queridos compañeros:
Recordemos que hace 27 años un general alcoholizado decidia enviar al sufrimiento y a la muerte a cientos de chicos con el único motivo de durar un poco más en el poder ejecutivo.
Recordemos el fervor de los adolescentes, el miedo de sus madres, la lealtad de casi toda latinoamérica (sobre todo de Perú).
Recordemos a los que fueron a las islas y no volvieron.
Recodemos a los que fueron y volvieron para suicidarse un tiempo despues.
Recordemos a los que fueron y volvieron para seguir sus vidas.
Recordemos ese multitudinario acto en la Plaza de Mayo que le hizo pensar a Galtieri que era Perón.
No tengo otra intención que la de no dejar pasar esta fecha, tapada por el funeral de Alfonsin o la rosca preelectoral. Solo eso.

Mas vale tarde que nunca

La última aparición de Alfonsin en el homenaje en vida que le dio nuestra presidenta, posiblemente sea la imagen que todos queremos recordar de él. Un tipo que en el ocaso de la vida trato de mostrar por donde esta el camino para todos aquellos que decimos luchar por el pueblo. Un ser humano mas cercano a ese Balbin que despidio a un amigo antes que a un adversario, que aquel que desperdicio oportunidades únicas para la historia como en el "felices pascuas". Recuerdo la gran cantidad de compañeros que estabamos ese día en la plaza y lo decepcionados que volvimos en ese tren a La Plata.
Volviendo un poco a mi anterior reflexión, a Raúl Alfonsin lo hemos putedo en colores muchas veces, pero nadie puede decir que no pertenecia al bando popular. Jamás fue un enemigo y esto es algo que no siempre podemos decir de algunos compañeros que cantan la marcha y hacen la "V".
Descanse en paz Don Raúl, espero que su ejemplo sirva de guia para algunos radicales que hoy estan mas cerca de la oligarquia que del pueblo.
Muchos peronistas tambien estamos de duelo.